Estudiantes y carácter. ¿Cómo es valorado el carácter a lo largo de la historia? Aristóteles, Confucio y hasta manuales de Boy Scouts dan una respuesta



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Una interesante investigación aborda el problema de por qué el 67% estudiantes de bajos recursos abandona los estudios y qué peculiaridades presentaba el 33% de estudiantes que sí logra graduarse de la universidad. Los estudiantes que culminaron la universidad, durante el colegio tuvieron notas promedio, nada sobresaliente, pero poseían fuerza mental. Eran perseverantes, optimistas y de inteligencia social y encaraban los problemas encontrándoles soluciones[1].

Tienen ventajas los estudiantes que sabían solicitar a los profesores trabajos para recuperar notas, y la investigación también muestra los beneficios de postergar gratificaciones inmediatas y alejar el ruido mental de los conflictos familiares. Siendo importante el coeficiente intelectual, no lo es todo, y más bien el carácter puede predecir el desarrollo de la vida universitaria.

El estudiante se educa y entrena como un atleta, pues entrenar y exponerse a competencias (a ganar y perder), conocer las habilidades de los compañeros y las habilidades propias, ayudará a tolerar las frustraciones.

La clave es favorecer al “estudiante como atleta” en lugar del “estudiante como genio”. Si a un estudiante le resultan fáciles los logros académicos, el mérito no es suyo sino de sus genes. A ese estudiante se le debe mostrar paulatinamente metas más altas, pues si la exigencia escolar le resulta fácil, entonces tirará la toalla a la primera adversidad. 

Uno puede abandonarse a 1000 pequeñas debilidades al día, sostuvo Jean-Paul Sartre, pero si resistimos a esas pequeñas debilidades, sin sucumbir a los cantos de sirenas que nos distraen de un proyecto, entonces los obstáculos y distracciones se tornan en retos y desafíos.

En “Inteligentes pero sin carácter logran poco”, estudiando a educadores de vanguardia[2], se nos informa sobre cómo el carácter es valorado en distintas épocas y, usando como fuentes a Aristóteles y Confucio hasta manuales de Boy Scouts, se encuentran 24 fortalezas presentes en todas las culturas. Son fortalezas que describen una vida feliz, significativa y fecunda.

Fortalezas cognitivas: ser curioso, amar el conocimiento, ejercer pensamiento crítico, resolutivo y desarrollar perspectivas.
Fortalezas emocionales: ser perseverante, valiente, íntegro y pasional.
Fortalezas interpersonales: capacidad de amar y ser amado, ser generoso y desarrollar inteligencia social
Fortalezas de Justicia: ciudadanía activa, responsabilidad social y liderazgo
Fortalezas de templanza: proteger contra los excesos, comprender, ser prudente y autocontrol
Fortalezas espirituales: dar significado a la vida, visualizarse hacia el futuro y ser optimista, y conectar con el universo, apreciar la belleza y agradecer y cultivar el buen humor.

Estas fortalezas ayudan a dejar visiones fatalistas y asumir que cada uno influye en su destino individual y social. Un tema, como verán, apasionante, porque se es pobre cuando se carece de bienes materiales básicos, pero también se es pobre cuando sólo elegimos qué consumir en lugar de elegir qué estilo de vida llevar.  

Desde luego, esta aproximación descuida los aspectos políticos y sociales de por qué cuesta tanto salir del infierno de la pobreza y extrema pobreza. Yo me centro más en dejar el modelo de estudiante como genio y favorecer el modelo del estudiante como atleta. Un atleta comprometido con su equipo y entorno.
Claro que ese atleta y su equipo necesitarán de otro equipo rival. El problema de fondo, en el pasado, fue dicotómico: ¿existe una naturaleza competitiva o cooperativa en el ser humano? Ambas están presentes, hoy lo sabemos, y la educación es una oportunidad de usar las dos tendencias.







[1] David Levin es cofundador de la red de escuelas intermedias charter “KIPP” de Estados Unidos, que fomentan el estudio de estudiantes de bajos recursos logrando que obtengan altas calificaciones para ingresar a la alta secundaria y a la universidad.
[2] Los autores principales son Randolph, Levin, Seligman, Tough, Peterson. Randolph y Levin hablaron con Peterson para discutir cómo su obra y la de Seligman podría usarse en la escuela. Sobre este tema Paul Tough publicó el 14/9/2011 un artículo en el New York Times “What if the Secret to Success Is Failure?” Ver también los trabajos de los psicólogos Christopher Peterson y Martin Seligman autores de “Fortalezas y Virtudes del Carácter” (U. Oxford, 2004).

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