Tripas de la moral






1) Cuidado. Somos mamíferos, tenemos programación neuronal y hormonal que nos vincula con otros, preocuparnos por otros, sentir compasión sobre todo por débiles y vulnerables. Nos produce sentimientos intensos sobre aquellos que causan daño.

2) Imparcialidad/Reciprocidad. Hay evidencia ambigua sobre reciprocidad en otros animales, pero sí en ser humano.

3) lealtad al grupo. Tribalismo. Uno encuentra grupos cooperativos en el reino animal, pero estos grupos son pequeños y de parientes. Solamente entre los humanos encontramos grupos grandes de personas que son capaces de cooperar, unirse en grupos -- pero en este caso, grupos unidos para luchar contra otros grupos. Esto probablemente proviene de nuestra larga historia de convivencia tribal, de sicología tribal. Y esta sicología tribal es tan profundamente placentera que inclusive cuando no tenemos tribus, las formamos porque es divertido. (Risas) Los deportes son a la guerra lo que la pornografía es al sexo.

4) Respeto a autoridad. Antiguos mecanismos primates para manejar el rango social, el estatus, matizados por la obligación de los superiores de proteger a los subordinados, función que cumplen los machos alfa en los chimpancés, por ejemplo. Basado en el poder y la brutalidad. (En humanos a veces está basado en un respeto más voluntario, e inclusive, a veces, en elementos de amor).

5) pureza y santidad. Esta pintura se titula "La Alegoría de la Castidad," pero pureza no es solamente la supresión de la sexualidad femenina. Es sobre cualquier tipo de idea que nos diga que podemos obtener virtud controlando lo que hacemos con nuestro cuerpo, controlando lo que introducimos en nuestro sistema. Y mientras la derecha política puede moralizar el sexo mucho más, la izquierda política lo está haciendo con la comida. El alimento se está convirtiendo en algo extremadamente moralizado hoy en día, y mucho de ello son ideas sobre pureza, sobre lo que estamos dispuestos a tocar o introducir en nuestro cuerpo.




http://evolucionyneurociencias.blogspot.com/2012/10/las-leyes-de-la-moralidad-segun.html


Las Leyes de la Moralidad, según Jonathan Haidt, y el voto republicano

artículo suyo en la revista digital The Edge, donde analiza las razones que tiene la gente para votar a los republicanos en USA,

 Haidt preguntándose ¿por qué precisamente la clase trabajadora y rural norteamericana vota republicano cuando sus intereses económicos estarían mejor servidos por políticas demócratas?
1)     estilo parental estricto
2)     cognitivamente inflexibles, fans de la jerarquía
3)     “claridad moral”, una visión simple del bien y del mal que activa miedos enraizados

En la comunidad de psicólogos, donde casi todos son liberales, se diagnostica entre risas los esquemas, frases y trucos de los republicanos para engañar a la población. Los demócratas se sienten superiores moralmente y piensan que no tienen nada que aprender de las otras ideologías, pero de esta manera no van a ver una de las principales razones por las que los norteamericanos han votado a los republicanos durante los últimos 30 años: honestamente prefieren la visión republicana del orden moral a la que ofrecen los demócratas.

Haidt empezó a estudiar la moralidad y la cultura en la Universidad de Pensilvania en 1987. Pero, si la moralidad va de cómo tratamos a los demás, ¿por qué dedican tanto espacio los textos antiguos a normas acerca de la menstruación, lo que podemos comer o no, o a quién pude tener sexo con quién? No hay una forma racional, o centrada en la salud, de explicar estas normas. Según Haidt, la emoción del asco explica mejor los temas morales. El libro del Levítico, por ejemplo, tiene mucho más sentido si pensamos que los antiguos legisladores clasificaban los temas en dos categorías: “Me da asco” (sexo homosexual masculino, menstruación, cerdos, enjambres de insectos...) y “Me da menos asco” (sexo homosexual femenino, orinar, vacas, saltamontes...)

En sus trabajos, Haidt enfrenta a los sujetos experimentales con situaciones hipotéticas:
1)     un coche mata accidentalmente al perro de una familia y la familia lo trozea, lo cocina y se lo come para cenar
2)     un hermano y una hermana tienen relaciones sexuales consentidas, con preservativo, se lo pasan muy bien pero deciden no hacerlo más.
3)     Un hombre se compra un pollo para cenar en la carnicería, pero antes de cenarlo tiene relaciones sexuales con él.
Lee estas historias a los sujetos en USA y en Brasil y encuentra que la mayoría de la gente dice que estas historias están moralmente mal, aunque no hay daño para nadie. Y esta investigación le lleva a Haidt a dos conclusiones. Primero, cuando los sentimientos nacen de las tripas el razonamiento desapasionado es raro. De hecho, la gente fabrica consecuencias dañinas que justifiquen la condena basada en las tripas que ya sienten dentro de ellos. Por ejemplo, dicen que comer un perro puede dar enfermedades o que el sexo entre hermanos puede llevar a enfermedades en los hijos, aunque Haidt había recalcado previamente que el sexo es con preservativo, por ejemplo. Todo esto son racionalizaciones a posteriori que ilustran la opinión de David Hume de que “la razón es esclava de las pasiones”.

Primera Ley de la Psicología Moral: Los sentimientos vienen primero e inclinan el campo de juego mental en el que las razones y los argumentos compiten. Si la gente quiere llegar a una conclusión, encontrará la manera de llegar a ella, pero la conclusión es previa y nace de las tripas. Los demócratas no han “pillado” esta norma y creen que se convence a la gente con razones y argumentos.

La segunda conclusión es que los dominios morales varían entre culturas. La descripción de Turiel de la moralidad como relacionada con la justicia, los derechos y el bienestar humano sirve para estudiantes de Pensilvania pero no para captar las preocupaciones morales de clases menos elitistas como las clases trabajadoras de los dos países (USA y Brasil) donde es más probable que justifiquen sus juicios hablando acerca del respeto, del deber y de los roles familiares (p.ej. “tu perro es tu familia y simplemente no te comes a tu familia”).

Segunda Ley de la Psicología Moral: la moralidad no va de cómo tratamos al otro, sino de unir a los grupos, apoyar instituciones esenciales y vivir de una manera noble. Las posiciones de los conservadores sobre armas, gays, Dios o inmigración deben ser entendidas como una manera de que la sociedad sea ordenada moralmente. Cuando los demócratas rechazan estas posiciones usando psicología pop se equivocan y se ganan la etiqueta de “elitistas”. Pero, ¿cómo pueden los demócratas aprender a ver -y no digamos respetar- un orden moral que ellos consideran estrecho de miras, racista y corto?

Haidt nos cuenta su experiencia personal en la India. Relata cómo fue a trabajar con Shweder en Bhubaneswar siendo un ateo liberal de 29 años. Al principio se encontraba en un estado de shock y de confusión. Cenaba con hombres mientras las mujeres les servían en silencio y después se retiraban a la cocina. No podía dar las gracias a los criados. La gente se lavaba o cocinaba con agua sucia que ellos consideraban sagrada. Resumiendo se vio inmerso en una sociedad religiosa, que segregaba los sexos y jerárquicamente estratificada. Pero gradualmente empezó a amar a esa gente y empezó a ver un mundo moral en el que las familias -no los individuos- son las unidades básicas de la sociedad y los miembros de cada familia extendida (incluyendo los criados) son intensamente interdependientes. En este mundo, la igualdad y la autonomía personal no son valores sagrados. Honrar a los mayores, los dioses y los invitados, o cumplir con los propios deberes es más importante. Cuando miraba a USA desde este punto de vista le parecía que la gente era muy individualista y centrada excesivamente en sí misma. Por ejemplo, en el avión de vuelta a Chicago escuchó: “dígale que es el compartimento encima de MI asiento y que tengo el DERECHO a usarlo”. De vuelta en USA, empezó a pensar que las políticas conservadoras y liberales eran manifestaciones de visiones en conflicto profundo de lo que debía ser una buena sociedad, visiones igual de sentidas a nivel emocional por cada bando.


Si miramos la sociedad hindú o cristiana, desde la definición de Turiel (justicia, derechos, bienestar) no salen muy favorecidas, favorecen la jerarquía, la discriminación por roles sexuales, hacen a la gente rezar y perder tiempo en rituales que aparentemente no sirven para nada, pero según Haidt no tiene sentido imponer nuestra propia visión de la moralidad, surgida de la Ilustración europea, en todas las culturas.


Haidt propone una definición de la moralidad: Moralidad es cualquier sistema de valores prácticas, instituciones, y mecanismos psicológicos que trabajan de forma conjunta para suprimir y regular el egoísmo y hacer posible la vida social.
sociedad como un contrato
Sociedad [tribal]
John Stuart Mill

Sobre la libertad: “El único propósito para el que se puede utilizar el poder legítimamente sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es para prevenir el daño a otros”.

Una sociedad de este tipo sería un lugar pacífico, abierto, creativo donde los individuos respetarían los derechos de los demás y se unirían de forma libre

Los psicólogos han estudiado los mecanismos innatos que se presuponen en una sociedad tipo Mill 1) la gente de todas las culturas es sensible emocionalmente al sufrimiento y todas las culturas tienen normas para proteger a los más vulnerables. 2) la gente de todas las culturas es sensible emocionalmente a los temas de reciprocidad e imparcialidad
Emile Durkheim

La unidad social básica no es el individuo, sino la familia estructurada jerárquicamente, que sirve como modelo para otras instituciones. Los individuos en tales sociedades nacen dentro de relaciones fuertes que limitan su autonomía.

En 1897 Durkheim advirtió contra de la anomia: “El hombre no puede vincularse a fines más elevados y someterse a una norma si no ve nada por encima de él a lo que pertenecer. Liberarse a sí mismo de toda presión social es abandonarse a sí mismo y demoralizarse”..






Conclusión:a historia evolucionista nos permite saber cuál ha sido nuestra historia real. El primer tipo de sociedad propuesto por Mill no ha existido nunca. La sociedad de la que provenimos los homínidos y primates superiores es la de la vida en grupo, somos animales sociales. Nunca hemos sido individuos que se unieron por contrato social. Nacemos ya dentro de una familia y de una tribu o grupo social. Nuestras características psicológicas surgen y están afinadas para la vida en grupo)




Basándose en Durkheim y Shweder, Haidt clasifica los sistemas psicológicos sobre los que se fundamenta la moralidad en cinco campos:
  1. Cuidar del daño
  2. Imparcialidad/Reciprocidad. 
  3. Lealtad [al grupo] (mecanismos que evolucionaron en larga historia de tribalismo)
  4. Respeto a autoridad.
  5. Santos y pureza

Liberales basan su ética en 1 y 2, que también utilizan los conservadores, pero los conservadores utilizan además los otros principios éticos (3, 4 y 5), que son rechazados por los liberales. Según Haidt, la mente moral es como un ecualizador de audio, de esos de la cadenas de alta fidelidad, con cinco deslizadores para diferentes partes del espectro moral. Los demócratas utilizan una parte del espectro moral más pequeña que la que utilizan los republicanos. La música que escuchan los demócratas puede sonar bien a los demás demócratas pero a los votantes republicanos les suena incompleta y hueca.


Religión, Política, Patriotismo:
del milagro de convertir a los individuos en un grupo
En el libro The Political Brain, Drew Western señala que los republicanos se han convertido en el partido de lo sagrado, apropiándose de temas como Dios, la fe, la religión y los símbolos sagrados de la nación como la bandera y lo militar. Los demócratas, por contra, son el partido de lo profano, de la vida secular y de los intereses materiales. Los demócratas piensan que los votantes son consumidores, a los que hay que convencer con las políticas. Pero los demócratas no se dan cuenta de que la política se parece más a la religión que a ir de compras. La religión y el liderazgo político están tan entrelazados en todas las épocas y culturas porque tratan de lo mismo: del milagro de convertir a los individuos en un grupo. Durkheim ya dijo: el grupo, la autoridad y la pureza juegan un papel fundamental en la mayoría de las religiones. Cuando estos tres factores desaparecen de la vida pública lo que queda es una nación de individuos luchando por maximizar su propia utilidad respetando las normas pero ese frío contrato social degenera en una nación de consumidores. En opinión de Haidt, los demócratas deberían aprender que la sociedad no es solo una colección de individuos sino una entidad en sí misma que necesita cuidados y atención.

¿Podrían los demócratas expandir su espectro moral sin traicionar sus principios? La dimensión grupo/lealtad apoya el patriotismo y el autosacrificio que pueden conducir a un peligroso nacionalismo pero en dosis moderadas proporciona un sentimiento de “todos somos uno” lo que es una receta para un alto capital social y bienestar social. Un estudio reciente de Robert Putnam encontraba que la diversidad étnica aumentaba la anomia y el aislamiento social al disminuir el sentimiento de pertenencia a una comunidad compartida. Los demócratas deberían tener cuidado, por tanto, con esta celebración de la diversidad. Si el propósito de los programas de diversidad es combatir el racismo y la discriminación estos objetivos serían mejor servidos animando a la asimilación y al sentimiento de identidad compartida. Incluso el fundamento pureza/santidad podría ser utilizado para causas progresistas ya que la santidad no tiene por qué venir de Dios; la psicología de este sistema trata de vencer a nuestros instintos más bajos para llevar una vida más elevada, noble y espiritual. Muchos liberales critican la sociedad de libre mercado y de intereses puramente materialistas en que vivimos y, de hecho, existe una tradición liberal antimaterialista muy antigua, que enlaza también con una reverencia y respeto por la naturaleza. El interés por los problemas ambientales y de los animales se suele defender con el lenguaje del Daño/Cuidado pero sería más eficaz esta defensa si se suplementar con dosis, o un toque, de Pureza/Santidad.

La dimensión Autoridad/Respeto puede ser la más dura de usar para los demócratas pero de lo que trata este principio en el fondo es de mantener el orden social, por lo que, por ejemplo, los norteamericanos no confiarían en un líder que fuera “blando contra el crimen”. Los demócratas deberían darse cuenta de la importancia del sistema de justicia criminal. El milagro de convertir individuos en grupos solo se puede llevar a cabo castigando a los aprovechados y tramposos. Esto se puede hacer de una forma autoritaria o utilizando el principio de Imparcialidad/Reciprocidad, pero si no se hace de ninguna manera y se tolera a los tramposos y engañadores la gente lo verá como una especie de sacrilegio.

Si los demócratas quieren entender lo que lleva a los ciudadanos a votar republicano primero deben entender el espectro completo de preocupaciones morales de los norteamericanos y deberían considerar si pueden utilizar una parte mayor de ese espectro. Desde luego tienen que olvidarse de la falsa creencia de que la población vota republicano porque les han engañado para hacerlo.


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