Erich Fromm: trabajo sin sentido, enajenado.
Para Marx
la enajenación está vinculada con el trabajo pervertido, sin sentido, con el extrañamiento
y pasividad.
Para
Fromm “en el capitalismo todo hombre especula con la creación de una nueva necesidad en otro para obligarlo a
hacer un nuevo sacrificio, para colocarlo en una nueva dependencia y atraerlo a
un nuevo tipo de placer y, por tanto, a la ruina económica. Cada hombre trata
de establecer así la satisfacción de su propia necesidad egoísta. […] Ningún eunuco elogia a su tirano más desvergonzadamente
ni trata, por medios más infames, de estimular su hastiado apetito, para lograr
sus favores, que el eunuco de la industria, el empresario,
para adquirir unas cuantas monedas de plata o atraer el oro de la bolsa de su
amado prójimo. (Todo producto es un cebo mediante el
cual el individuo trata de atraer el dinero de la otra persona. […] Toda
necesidad es una oportunidad para acercarse al prójimo, con un aire de amistad,
para decirle: ‘Querido amigo, te daré lo que necesitas, pero tú sabes cuál es
la conditio sine qua non. Ya sabes
con qué tinta debes firmar tu compromiso conmigo. Te
estafaré al mismo tiempo que te brindo placer.’) El empresario accede a las fantasías más depravadas de su prójimo,
desempeña el papel de alcahuete entre él y sus necesidades, le despierta apetitos insanos.”
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